miércoles, 6 de junio de 2018

TEXTOS FOLCLÓRICOS (CORRECCIÓN)


Las tres características fundamentales del folclore son: el anonimato (ya que un texto tiene tantos autores como personas lo han narrado a lo largo de los siglos hasta el momento en que alguien lo fijó a través de la escritura), la oralidad y la multiplicidad de variantes (debida a la transmisión vertical, pero sobre todo a la transmisión horizontal y a la adaptación de los textos a las culturas que los acogieron).

La historia de la humanidad se ha construido, en parte, gracias a la transmisión oral, y con el tiempo, esta transmisión oral, ha pasado a formar parte de la historia escrita. La tradición oral es la historia de un pueblo, de una sociedad que avanza a la vez que con ella se moldean sus historias, sus vivencias, sus tradiciones.

Los arrieros, viajantes y buhoneros eran los encargados de trasmitir estas historias de pueblo en pueblo, de paraje en paraje; historias que luego se expandían por entre la memoria de aquellas gentes mediante la voz de los cabezas de familia o las matriarcas y que quedaban en el recuerdo para ser contadas tiempo después a las generaciones más jóvenes. Resulta lógico, pues, encontrarse con un mismo cuento relatado de cientos de formas heterogéneas en distintas culturas ya que, al tratarse de una tradición oral, cada cual adoptaba su visión de la historia aportando su pequeño grano de arena a la misma.

Con el paso del tiempo, la sociedad relegó a un público infantil estos textos sencillos y populares que llegaron a considerarse como literatura menor y como forma de aprendizaje y de divertimento, restándole interés desde el punto de vista literario y confundiendo sus orígenes hasta el punto de ser mal denominados "textos infantiles".

El ser humano se ha nutrido durante generaciones de una tradición oral que hoy día permanece en un lugar casi marginal, motivado por la influencia de otros medios alternativos. La incorporación de la literatura oral tradicional a la escuela supone hacer que el niño viva la palabra que ha perdurado durante generaciones, llenarlo de la afectividad de la comunicación de tú a tú e incorporarlo a su cultura o a otras culturas ancestrales.

La literatura infantil ha de ser como un juguete, un juego más que divierta y deleite; en ese sentido, el folclore infantil es un auxiliar imprescindible en el aula. Los textos folclóricos son para contar y cantar; los textos de autor, para leer. Dependiendo del rango de edad podemos hacer algunas modificaciones en los textos.

Es una pena que los textos folclóricos se pierdan en la historia. Por este motivo hay personas que se han dedicado a recopilarlos de forma escrita, pero con alguna modificación. Como hicieron los hermanos Grimm, Charles Perrault, Hans Christian Andersen.


Poesía popular infantil.

La poesía oral introduce al niño en la palabra, en el ritmo, en los símbolos; ejercita su motricidad y su memoria, despierta su ingenio. Además de ser producto de la imaginación y la fantasía, posee a menudo una funcionalidad que la hace útil para la vida.

Quizá la característica fundamental y más atractiva de estos textos, es el absurdo argumental que poseen desde su origen o que resulta del paso del tiempo y de las transformaciones equivocadas de algunas palabras.

La tradición lírica infantil se alimenta, en definitiva, de viejas canciones llenas de sonido, ritmo, humor y disparate, elementos todos que dan satisfacción al espíritu de búsqueda y juego de los niños. Retahílas verbales, trabalenguas, recitados rítmicos para echar suertes... esta lírica popular utiliza fórmulas que son de un valor incalculable para el proceso de construcción y conquista del lenguaje que vive cada niño. Es nuestro deber como maestros rescatar del cancionero infantil aquellas viejas canciones, todavía vivas, de modo que continúen su itinerario iluminando aulas escolares y patios de juego.


Debajo un botón. («Debajo un botón.», s. f.)

Debajo de un botón, ton, ton,

que encontró Martín, tín, tín,

había un ratón, ton, ton

ay que chiquitín, tín, tín,

ay que chiquitín, tín, tín,

era aquel ratón, ton, ton,

que encontró Martín, tín, tín,

debajo de un botón, ton, ton.

Esta canción la cantaríamos con los niños a partir de 1-2 años, cuando lleguen por la mañana a la clase, antes de salir o al llegar al recreo o antes de irse a casa. La emplearía en esta edad porque es cuando ya hablan y pueden cantar la canción a la vez que la profesora, ya que no es complicada para que la puedan aprender.
A la entrada de los niños a la clase, para empezar de forma pausada y tranquila, y los niños empiecen a sentirse cómodos en la clase.
Antes de irse a casa o al recreo, para que los niños puedan prestar atención a la profesora, que una vez que ha terminado de hacer las preguntas y los niños están prestándola toda su atención les puede decir que vayan a ponerse los abrigos y prepararse para salir.
Después del recreo, para que los niños vuelvan a un estado de calma después de estar en el patio corriendo.

¿Creéis que nos podríamos encontrar un ratón debajo de un botón?

¿Cómo de chiquitín creéis que podría ser ese ratón?

¿En que otros sitios podríamos encontrar a ese ratón tan chiquitín?


Cuentos folclóricos.

A partir de los trabajos de Bettelheim, Propp y otros folcloristas, sabemos que el esquema básico del cuento maravilloso describe el paso de la infancia a la edad adulta: los protagonistas suelen ser preadolescentes o adolescentes que han vivido durante su infancia protegidos, y más o menos felices, en su núcleo familiar y que por voluntad propia o por las circunstancias que los rodean, se ven obligados a abandonar esta comodidad para realizar “un viaje iniciático” y superar una serie pruebas que representan la vida adulta.

Este simbolismo está muy relacionado con las iniciaciones hacia la vida adulta que algunas culturas utilizaban. El matrimonio, uno de los finales más comunes de estos relatos, simboliza el haber superado las pruebas, haber alcanzado la vida adulta, encontrar un compañero/a de viaje y crear nuevo núcleo familiar.

A la hora de adaptar los cuentos, hemos de tener en cuenta la edad de los niños, pero también tenemos que mantener este simbolismo además de los roles de los personajes (aunque cambiemos su sexo o su condición realista o fantástica) y los motivos principales que se revelan en la historia. Si no lo hacemos así, habremos creado un cuento posiblemente muy bonito y adecuado para nuestros alumnos, pero no será una adaptación sino un texto inspirado en otro.

Rumpelstiltskin. («Rumpelstiltskin», s. f.)

Les contaría este cuento a los alumnos a partir de cinco años en adelante, debido que este cuento es algo largo, además estos pueden prestar más atención al cuento que los menores, puesto que los más pequeños no aguantan mucho tiempo escuchando un cuento en el que no se pueden entretener viendo las ilustraciones de un libro.

Del cuento cambiaría la parte final, en la que Rumpelstiltskin da una patada al suelo con tanta fuerza que se le quedo la pierna enterrada hasta la mitad, y cuando intenta sacarla, el enano se partió por la mitad. En vez de contar esto contaría que, ya que la reina adivinó el nombre del enano, Rumpelstiltskin fue encarcelado en las mazmorras del palacio, para que nunca pudiera arrebatar ningún hijo a nadie más.

           ¿Por qué pensáis que el molinero dijo que su hija podía hilar oro?
           
           ¿Harías tratos con el enano como hizo la muchacha?
           
           ¿Por qué creéis que Rumpelstiltskin quiere al hijo de la doncella?

¿Qué pensáis del rey? ¿Qué pensáis de que el rey solo le interese el oro?
        
         ¿Cómo creéis que es Rumpelstiskin?


La bella y la bestia. («La bella y la bestia.», s. f.)

Este cuento estaría dirigido a niños de a partir de 2-3 años, aunque puede que los niños más mayores sean los que podrían plantear un dialogo final mas intenso.
Aunque pienso lo mismo que he puesto en el cuento anterior, sobre que los alumnos a partir de tres años pueden estar escuchando por más tiempo un cuento, creo que este cuento es distinto pues la mayoría de los niños lo conocen ya sea por que sus familias se lo han contado o han visto la película, aunque no tenga mucho que ver con el cuento original, por eso creo que se lo podríamos contar a niños de 2-3 años.

No cambiaria nada del cuento, ya que pienso que puede ser contado sin ningún problema a los niños de estas edades pues no dice nada se que deba omitir o remplazar alguna parte del cuento.

           ¿Cómo creéis que es la bestia?

¿Por qué creéis que Bella quiso ir al castillo de la bestia en el lugar de su padre?

           ¿Creéis que Bella debe tener miedo a la Bestia?



Conclusión.

Pienso que utilizar el folclore en el aula es fundamental tanto para introducir a los niños en el uso de la palabra, además de despertar su ingenio e imaginación, y también para que este tipo de textos no se pierdan en el tiempo ya que son transmitidos de forma oral.
Además normalmente los textos folclóricos están muy presentes en la vida de la mayoría de los niños, ya sea a través de canciones populares u otro tipo de textos, así que los niños pueden participar enseñando al resto de la clase sus canciones populares.


Bibliografía.


·     Labajo, I (2018). Apuntes de literatura infantil.

·      Debajo un botón. (s. f.). Recuperado 19 de abril de 2018, a partir de https://www.todopapas.com/canciones/tradicionales-y-folcloricas/debajo-un-boton-45

·      La bella y la bestia. (s. f.). Recuperado 19 de abril de 2018, a partir de http://ciudadseva.com/texto/la-bella-y-la-bestia/

·      Rumpelstiltskin. (s. f.). Recuperado 19 de abril de 2018, a partir de https://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/rumpelstilzchen

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